¿Eres capaz de imaginarte un mundo en el que a cada persona se le valorara de manera justa y respetuosa, sin que influyeran aspectos como: raza, origen, edad, capacidades físicas, género o sexualidad?
Un mundo así es posible, pero para llegar a él debemos asegurarnos de que todas las personas tengan la posibilidad de acceder a las habilidades y oportunidades que requieren para competir de manera justa.
Lenguajes que crean futuro
Imagínate cómo se siente alguien que ha tenido que huir de su hogar temiendo por su vida y que se ha refugiado en un país extraño del que ignora incluso el idioma local. Para gran parte de los sirios que han abandonado su país desde 2013, esta pesadilla es una realidad.
La situación de los refugiados es la mayor crisis humanitaria que ha enfrentado el mundo desde la Segunda Guerra Mundial y el British Council está haciendo su parte con el proyecto “Lenguas para la resiliencia” para ayudarles durante esta experiencia acompañándolos en el aprendizaje del idioma local. Este conocimiento les abre las puertas a un mejor futuro. Les facilita acceder a educación, obtener un trabajo, convertirse en parte de la comunidad que los acogió y comunicar sus historias y necesidades.
En Latinoamérica, un programa piloto de “Lenguas para la resiliencia” se está ejecutando en Argentina. En él, se enseña español a través de videoconferencias a refugiados radicados en el país que no pueden asistir a clases presenciales.
Aprender un idioma puede cambiar vidas. Esto es cada vez más evidente para las niñas de colegios públicos en Chile, Colombia y Perú que gracias al programa “Girl Power Codefest Americas” han aprendido un poderoso lenguaje para el futuro, el de la programación, y se han dado cuenta de la capacidad que tienen para transformar su comunidad y su mundo.
“Donde yo vivo, poca gente sabe de estas cosas, les falta información. Y yo quisiera enseñarles.” Dice Valerie, una niña de 12 años de San Juan de Lurigancho, uno de los distritos más pobres de Lima. “Quisiera estudiar una carrera en la que, a través de la tecnología, pudiera ayudar a salvar el planeta.”
Con “Girl Power Codefest Americas”, el British Council ha entrenado a cientos de docentes que se han convertido en multiplicadores del conocimiento, quienes ayudan a las niñas a perderle el miedo a la ciencia y las matemáticas, que durante muchos años han sido consideradas territorio predominantemente masculino.
Creemos espacios para la diversidad
Para llegar a un mundo en el que se valore la diversidad de forma respetuosa, resulta imprescindible que cada persona aprenda a ponerse en los zapatos de quienes lo rodean.
Hay personas en nuestras ciudades que han sobrevivido a experiencias muy duras como el exilio, las catástrofes naturales o la guerra, y que han sido transformadas para siempre por esas experiencias. Para entenderlos mejor, es necesario conocer sus historias, y a Lola Arias, escritora y directora argentina, le interesan particularmente las de los veteranos de la guerra de las Malvinas.
Hace treinta y cinco años, los seis hombres que suben al escenario en el montaje-documental, auspiciado por el British Council, “Campo minado” pertenecían a bandos contrarios en la guerra entre Inglaterra y Argentina.
Lou Armour fue tomado prisionero por Argentina el 2 de abril. Rubén Otero sobrevivió al hundimiento del Buque General Belgrano. David Jackson pasó la guerra escuchando y transcribiendo códigos por radio. Gabriel Sagastume fue un soldado que nunca quiso disparar. Sukrim Rai fue un ghurka que supo usar su cuchillo. Marcelo Vallejo fue apuntador de mortero.
Hoy, los seis se transportan juntos al pasado para reconstruir sus recuerdos de la guerra junto con su vida de posguerra, y permitirle al público indagar por las marcas que les quedaron para siempre.
Así como “Campo minado” busca comprender el lado humano de la guerra, otros montajes latinoamericanos quieren crear conciencia sobre la importancia de aceptar las diferencias de los demás.
“Simón el topo” es una obra infantil, desarrollada por Alejandro Clavier, director del Teatro La Plaza, de Perú, en colaboración con el British Council, sobre un topo de diez años al que no le gusta hacer deporte ni cazar, porque prefiere cantar y jugar con mariposas. A través de este personaje, la obra logra sensibilizar al público sobre la homosexualidad, los estereotipos de género, el bullying y la tolerancia.
“Simón el topo” se ha presentado en el “Festival MIRADA” de Brasil, el “Festival Internacional de Teatro Para Niños” de Panamá, el “FAMFEST” de Chile y el “Festival de Títeres del Sur” de Argentina; además fue uno de los montajes invitados al “Outburst Queer Arts Festival” de Irlanda gracias al apoyo del British Council.
Otro caso interesante en el que se ha usado el arte para generar conciencia sobre la manera en que otras personas experimentan el mundo fue “Ablepsia Natura”, una instalación del artista venezolano Carlos Arciniegas.
¿Te has preguntado alguna vez cómo se siente ser invidente? Esa duda fue fuente de inspiración para este artista, quien en asocio con el British Council y el Museo de Ciencias de Caracas, desarrolló una serie de visitas guiadas por el museo en las que los asistentes, con los ojos vendados, redescubrieron la naturaleza y los fósiles a través del tacto y el oído.
Una de las preocupaciones de Arciniegas era encontrar maneras de incluir a los invidentes en el disfrute de las dinámicas culturales, como museos, teatro y cine. En su opinión, el hecho de que los asistentes hayan tomado conciencia de los retos que experimentan los invidentes todos los días para moverse por la ciudad o interactuar con el mundo, es un primer paso importante para que se creen experiencias artísticas que los tengan en cuenta.
Nivelando el campo de juego
Para llegar al mundo justo con el que soñamos, no basta con reconocer y respetar la existencia del otro. Hay que preparar a los profesionales de ese mundo, personas que pongan sus conocimientos al servicio de su país y su comunidad y sean capaces de brindarles oportunidades de progresar a otras personas.
“Backstage to the Future: Caribbean” es un programa con el que el British Council está entrenando a los futuros productores de eventos al aire libre y en vivo del Caribe. Estos reciben formación en habilidades técnicas (ingeniería de sonido, diseño y operación de iluminación y dirección de escena) y habilidades blandas (comunicación, artes comunitarias y networking).
La meta de este proyecto es dar un empujón a la industria cultural de la región, y fortalecer las relaciones entre Colombia (San Andrés y Providencia), Venezuela, Jamaica y Cuba, entre sí y con el Reino Unido. El resultado será la construcción de redes y alianzas internacionales que permitan compartir saberes y desarrollar proyectos para impulsar el desarrollo económico y social del Caribe.
Para el British Council, la organización detrás de los seis proyectos mencionados anteriormente y cientos más, la clave para un mundo mejor radica en tres palabras: Equidad, Diversidad e Inclusión.
Sobre esas tres palabras, el British Council ha construido una manera de trabajar basada en la dignidad, compasión, empatía y beneficio mutuo, enfocada en lo que todos tenemos en común como humanos y no en lo que nos separa y enfrenta, con la confianza de que todas las acciones pueden tener impacto a nivel global.
Te invitamos a crear con nosotros un mundo en el que el miedo se transforme, en americas.britishcouncil.org/EDI
#HagamosloJuntos #WeAreDiverse